13.1.10

Confesiones I

El chocolate aun sigue caliente, raro en días de tanto frío, y precisamente es el ambiente gélido el que aviva los recuerdos que enfervorizan los sentidos. Total, ideas van y vienen, palabras y frases, canciones. A fin de cuentas es mejor enfocarse en concluir algo que mantenerse al margen de la realidad.

Y concluir a veces no es reconfortante, pero he de aceptar la realidad... no suelo ser esa persona "madura" al compartir la vida con una persona, no pienso en decir adiós, no visto de traje, mucho menos pienso mis palabras, tampoco me dedico a mirar el tiempo, no me comporto como "adulto", no lustro mis zapatos, tampoco puedo lograr que mande el cerebro y tengo una incapacidad por ver las salidas de emergencia. No, suelo llorar y reír, suelo ser el "niño" que siente, corre, juega y se guía por los impulsos de la sangre, el que susurra y canta, el que llama 5 minutos después para ofrecer disculpas, el que grita un te amo y el que pasa la noche tratando de resolver (como si de una ecuación se tratara) el conflicto para tener de nuevo SU gratitud y empatía, el que prefiere dar todo hasta perder la fuerza.

¿Juzgar?, suelo ser verdugo, es mejor tratar de entender, algún día tal vez se obtenga algo bueno de eso... a final de cuentas la transparencia siempre ha permitido ver los colores en el fondo; y al fondo de la taza amaneció tan solo un rastro del chocolate que heló la madrugada.

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