23.12.09

Navidad, Linda Navidad

Relato de una costumbre irremediablemente tergiversada.

Llega diciembre, hay que poner el arbolito, las figurillas de Santa, duendes, “niños Dios” y muñecos de nieve abundan, (¿será la nostalgia de la ausencia? si mal no recuerdo nunca he hecho un muñeco de nieve, en Toluca no hay nieve si acaso trozos de hielo).

Posadas, una preparación fidedignamente simbólica para esperar la celebración del Nacimiento (navidad en latín: nacimiento), pero si hay que esperar nueve días, ¿porqué no acompañarlas con tequila, cerveza, ron y "esparcimiento"?, que mas da, son celebraciones ¿no? Rompamos piñatas (sin sus siete picos) y bailemos reggaeton.

El 24, día de prueba... actualización al disimulo y como siempre, mi casa es el punto de reunión; intercambio y esperar que en el sorteo haya salido elegido mi nombre por alguien de buen gusto (entiéndase por buen gusto, al gusto similar al mío, ja) o el proceso de fariseísmo empieza, recordar cada detalle de la misma plática que se celebra año tras año, villancicos, alcohol, y cena con Coca Cola... Al menos sé que la familia está bien y que los verdaderos amigos se -dan a notar-.

El 25 llega Santa... y oh cierto, el nacimiento del niño Jesús (impuesto así por decreto eclesiástico), ¡Gracias globalización!

Veredicto: La navidad es tan buena, que se tiene que igualar cada año hasta el fin de los tiempos.

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